miércoles, 5 de marzo de 2014

Infantes

Y así de tu mano caminando por la ciudad me preguntaba cómo habíamos llegado hasta ese punto en el camino, tú a mi lado y yo feliz.

Caminamos por un por un buen rato en silencio, yo conversando con mis pensamientos y tú quizá con los tuyos. Una serie de imágenes cruzaron mi mente mientras observaba el cielo nublado, después apareció aquél jovencito que se aproximaba a nosotros, traía sus prendas un poco desgarradas, tal vez por lo viejas. -¿Me compran un chicle? - decía mientras mostraba aquella cajita con unos cuantos chicles que traía en la mano. Me quedé observandolo por unos instantes hasta que, sin pensarlo saqué unas monedas del bolsillo de mi pantalón y sin darme cuenta de cúanto era le tendí la mano y me negué a que a cambio me diése una goma de mascar.

En cuanto se retiró nos quedamos conversando de aquél infante, de lo ingratos que son algunos padres al tener pequeños sin tener qué ofrecerles, de traerlos a deshoras por las calles de la ciudad, a veces en los bares como compañeros de parranda o de trabajo pidiendo dinero de la caridad de los demás.

-¿Quieres tomar un café? -Preguntaste.
-Quiero ir a la cigarra, está cerca de aquí, sirve que cenamos algo mientras tomamos café. -Respondí.

Seguimos caminando un par de cuadras hasta llegar a aquél lugar...


...Los niños son el tesoro más valioso de las naciones.



Iván Ibarra