miércoles, 9 de agosto de 2017

Niño Hojas (mil hojas al viento)


A mis 33, casi 34 me he llevado un gran aprendizaje, uno que me hará cambiar de perspectiva. Y es que es tan fácil actuar por la vida como si no fuese a suceder la gran cosa, como sintiéndonos ajenos a cualquier padecimiento social o cultural en este mundo. 

La vida así es, como un gran bosque con miles de árboles, con mucha vida ahí dentro, seres que cambian de un momento a otro, unos evolucionando, otros no. Unos naciendo, otros muriendo.

Dentro de ese bosque se encuentra una gran plataforma como un gran tablero de ajedrez en donde recién comenzó la partida sin que nos diésemos cuenta. Juego de reyes, reinas, caballos, torres y peones...

Algunos somos capturados en jaulas, jaulas en las que no hay escapatoria y en las que vive un león. Ese león podría ser amigable o podría tener mucha hambre y comernos. 

En este nuevo juego hay que aprender a sobrevivir, a desarrollar un sentido de supervivencia, a aprender a convivir con el león y tratar de que viva dormido con el pasar del tiempo.

Tiempo...

¿Que es el tiempo?

Un puño de arena desbordándose entre mis dedos.
Un montón de dudas e inquietudes.
Un león que acaba de despertar dentro de una jaula en este gran bosque.
Hojas que se desprenden de mis manos y caen al suelo.

Las raíces acarician mis rodillas,
el viento revolotea en mis cabellos,
el agua que bebo no es suficiente para seguir creciendo,
habrá que abonar la tierra,
habrá que besar el suelo.

Cierro los ojos y suspiro,
abriendo los brazos al tiempo doy gracias
por lo que fue y ya no es,
por lo que quiero que sea y será,
por el aire que respiro,
por lo que sueño y dibuja una sonrisa en mi rostro,
por cada lágrima que sale de mis ojos,
por el destino tan sabio.

...¿Cuanto tiempo me queda para soñar?...

"Así pasarán los años y seguimos sin un amor, sin un adiós"

Oscar Hernández, gracias por tu presencia en mi vida, por motivarme a dormir al león y aprender a convivir con él. Por ser un niño hojas como yo.