martes, 17 de junio de 2014

El costo de arriesgarse..

después de aquella llamada de mi jefe en donde había que cambiar drásticamente mi residencia a la ciudad de Tepic, Nayarit. Y que despúes del tiempo que estuve por allá me ofreciera moverme a Zapopan, Jalisco. Aquí me encuentro.
Han pasado ya casi dos meses de que llegué. Ya me he ubicado un poco en el trabajo, en esta hermosa ciudad en la que siempre deseé vivir y que ahora que es un hecho, me veo en la necedidad de hacer un recuento de cosas que tuve que dejar y a las que les dedico esta entrada como muestra de gratitud por tantos recuerdos que me traje y de las cuales he hechado mano cuando les necesito:

A mi departamento:
Un día de lluvia, desesperado por querer tener mi espacio y recuperar mi tiempo de ocio y explorar cosas nuevas en un sitio ubicado, cerca de todo dí con ese pequeño y acogible lugar en el que aprendí que la soledad siempre será mi más fiel compañera, que siempre he sido una persona solitaria y que disfruto de ello.
Un sitio en donde pude recibir a mis amigos a la hora en que quisieran visitarme y a mi compañero sentimental de entonces y que fascinados pudimos soñar con un mundo aparte, yo me iba al trabajo y él se quedaba descansando cómodamente, empezamos a querer amueblar aquél sitio a nuestras posibilidades. Recibimos el año nuevo juntos, con la cena que nos preparaste a Gina y a mi, todo estuvo perfecto, todo quedaba cerca de todo.
En mis mañanas de ocio preparaba mi desayuno en una pequeña estufa eléctrica que aún conservo y que trajiste para que le diera uso. Esa vez que te recibí en la central camionera cargabas con ella dentro de un pequeño morral de tela viejo color rojo, llegamos a casa de mi hermana y después caminamos hasta aquél lugar lleno de gente en el que bailábamos y bebíamos hasta el amanecer.
tantos recuerdos que en tan poco tiempo se pueden conservar de aquél pequeño y cómodo sitio.

A mis amigos:
A veces los necesito cerca, simplemente para caminar y caminar por el centro de la ciudad sin importar a dónde vayamos, para que "le caigan" en mi depa cuando quisieran juntarse, para charlar interminablemente de todo y  nada a la vez, para hacer reuniones de navidad, de los cumpleaños, de lo que fuera, por el simple hecho de verlos y estrecharles la mano.
Gracias porque los tengo en mi corazón, porque se encargaron de que mi cumpleaños 30 fuese diferente a los anteriores, porque la pasamos juntos y felices.





A mi familia:
Neta, no se qué sería de mí sin ustedes, sin saber, sin sentir que alguien, en alguna parte del planeta hay alguien que siempre está pendiente de mis llamadas, de querer que me vaya bien, que respeta mis decisiones más locas, que aunque no soy el mejor hijo ni el mejor hermano siempre trato de corresponder a el apoyo y las atenciones que sin cuestionarme están ahí. Con nada se compara el cariño de mis sobrinos que toman el celular de su madre y me mandan mensajitos de voz diciendo que me extrañan.
A mi hermana, que loca como yo, siempre está ahí, mi enfermera de cabecera, la que me regaña, la que está al pendiente de lo que me ocurre, tan incondicional, tan mejor amiga, tan chambeadora.
Seguimos creciendo juntos a pesar de que cada quén vive su vida con los suyos, tú entregada a tu familia y yo a mi trabajo.



A ti Oscar:
Algún día se cruzaron inesperadamente nuestros caminos, nos entregamos a ese destino, fue un encuentro maravilloso. Desde cómo nos fuimos conociendo, la química entre los dos era impresionante.
Me guardo cada momento maravilloso porque en eso se convirtieron, "inolvidables". Ambos conservamos cada fotografía con cariño, nunca peleamos y eso te lo agradezco porque siempre llevaré cada vivencia compartida llenando mi corazón, nunca me perdonaré el haberte dejado ir sin darte una explicación concreta del porqué lo hacía. Espero no haberme equivocado pero sé que te irá muy bien, que aprovecharás tus ahorros en materializar tus anhelos, tal vez te será más fácil llevarlos a cabo ahora que no tienes que estar viajando tan seguido. Si te extraño, como no tienes una idea.
Ojalá algún día me perdones lo ingrato que fui, lo egoísta, lo poco agradecido...

No se si sea buena idea decirlo ahora pero pensé mucho en el porqué te dejaba ir:
Hace varios años ocurrió una historia algo similar, un Iván enamorado dejó sus sueños, sus metas por radicar con esa persona que amaba tanto. Al terminar su carrera corrió a buscar trabajo a aquél pequeño pueblo en donde con suerte y después de tanto buscar encontró un empleo con un sueldo un tanto mediocre pero que le servía para sentirse útil. Así era feliz Iván, con dos pesos en la bolsa pero el corazón contento.
Con el tiempo las cosas se complicaron, la relación, con el paso del tiempo ya no fue la misma, no se si la distancia hacía grandiosa a aquella pareja que al vivir en el mismo lugar, ese encanto terminó con el paso del tiempo.
Tuvieron que pasar un par de años para darme cuenta que lo mejor era desistir y abandonar a aquél lugar y con ello a esa persona. Un día, me armé de valor y tras haber tomado unos tragos agarré mis dos maletas llenas de recuerdos y en plena madrugada dejé mi departamento (siempre, en mi estancia allá, viví solo, cosa que no deseaba) y volví a Aguascalientes. Al mes encontré este trabajo al que le tengo mucho cariño y el que me permitió estabilizarme en todos los sentidos. Después de tres años mi camino se cruzó con el tuyo.
No se si por miedo o temor elegí estar aquí en Guadalajara y asumir las consecuencias de ello.
Siempre quise contarte esta historia y sinceramente no se si sea demasiado pronto para hacerlo. Sabes que siempre estaré eternamente agradecido porque me hiciste creer nuevamente, me hiciste soñar, me hiciste apostarlo todo como aquella vez que llegé a la puerta de tu casa en Colima sin haber ido antes a esa hermosa ciudad.
Que la vida me conceda volverte a ver nuevamente, quisiera darte un abrazo muy fuerte. ¿Quién hubiese pensado que aquella despedida en la central de Tepic hubiese sido la ultima?
Creo que sí te dije que nunca me senté en la arena con el corazón enamorado, aún tengo que agradecerte muchas cosas. Siempre que veo a un pequeño niño me acuerdo de nuestros deseos de formar una familia y se me apachurra el alma.
Pienso en las veces que anhelabas un sitio público en donde pudieras ver las peleas americanas y que a un par de cuadras de donde vivo las transmiten. Lo que son las cosas!

A Aguascalientes:
Ciudad que me vió crecer, que me permitió prepararme, que me ha visto abandonarle y volver con mis alas rotas y el corazón apachurrado pero con ánimos de seguir viviendo.
Porque siempre será mi casa, porque ahí está mi familia y los míos, por su gente noble y pacifica, por tan bonitos lugares y por su tranquilidad en las calles, por tantos sueños vividos!!!

TODO EN ESTA VIDA TIENE UN PRECIO...
Yo tomé una decisión, espero no haberme equivocado.
Me siento agradecido con lo que he vivido y con humildad aguardo mi futuro!

POR TODO Y A TODOS LES DIGO GRACIAS!!!