sábado, 2 de septiembre de 2017

Tulum, Quintana Roo



Tulum, Quintana Roo. 
Mayo del 2017

Y así fue como llegamos a Tulum, después de una noche larga de fiesta en Playa del Carmen y de desayunar en un lugar tan rústico y bonito que nos encontramos en el camino. Posteriormente nos subimos a una combi que nos dejó al filo de la carretera, caminamos un poco hasta llegar a un pequeño local en donde conseguimos un par de bicicletas. Recuerdo muy bien tu parada inesperada para quitarte la camisa y ponerte un collar hecho con gente de ahí mismo. Esa importancia que le das a las cosas realizadas con las mismas manos de la gente oriunda de cada región es maravillosa.

Y pedaleando, llegamos a la playa, después de haber recorrido un camino largo, la música que llevábamos sonó hasta el final de nuestro destino, sin importar que a la demás gente le gustara o no. Era nuestro momento!

Llegamos a un club de playa, tomamos un par de camastros para disfrutar del clima, del mar, un mar verde, claro, tranquilo, salado, fresco.

Aún sigo pensando que ese momento fue único, de las pocas experiencias que se me quedaron tatuadas en el alma, que jamás olvidaré con el pasar del tiempo y los años. Un par de mojitos, una transmisión en vivo en nuestros perfiles de facebook que en sí misma muestra todo lo que vivimos y cómo lo sentimos en ese instante. La zambullida que nos dimos en el mar y la revolcada que te dieron las olas jajaja, aún me sigue dibujando una sonrisa ese recuerdo. De cómo estábamos llenos de arena hasta la ropa interior.

Una vez de regreso nos encontramos en un paradero para comer hamburguesas en una especie de cabaña de varios pisos. Desde ahí observé que se llevaba a cabo una sesión fotográfica en la cabaña de enfrente, una joven que posaba hacia el lente de un muchacho que motivado por su inspiración, daba indicaciones para acá y para allá, tratando de sacar sus mejores tomas.

Una vez que tomamos las bicicletas ya de regreso, el camino se hizo mucho más ligero. Llegamos al lugar en donde entregaríamos las bicicletas y me llevaste caminando hacia los lugares que te gustaba visitar de tulum... tomamos el transporte de regreso a playa del carmen, llegamos cansados al pequeño departamento que conseguí en ese lugar, después tomaste tu maleta, caminamos por la quinta avenida hacia el paradero del barco que tomarías hacia Cozumel, tu destino final...

Yo me quedé ahí parado, con los ojos húmedos, pensando en las maravillas que te regala la vida y de las cuales, muchas de las veces no valoramos, me despedí con el alma, con mis manos abiertas, llenas de nostalgia y agradecimiento. Aún no recuerdo cuánto tiempo duré ahí viendo cómo se alejaba el barco en donde tú ibas, hasta que di la vuelta y paso a paso me retiré caminando por la quinta avenida, mirando el cielo, después el suelo, pensando, analizando, recordando y agradeciendo todo lo bello que me había ocurrido hasta ese momento.



Gracias al tiempo, al espacio, al mundo, a este mundo... Mi mundo!

Cada persona que la vida me ha permitido conocer,
cada ser humano que me regala un espacio en su memoria,
cada lugar que he recorrido y pintado a mi manera,
es como un cúmulo de experiencias que van dando forma a mi memoria, a mi historia.

Este soy yo:

Un ser humano que se siente bendito,
que si bien, mi niñez no fue lo que quise, mi presente si lo es.

Un presente mágico, un presente fantástico.
un presente en donde elijo a cada personaje de mi historia,
un presente que me da la oportunidad de disfrutar con todos mis sentidos.


Dedicado a mi amigo Andrés Echeverría, Gracias por este bello momento!