viernes, 15 de mayo de 2020

Carta a mí mismo


Hola Iván, hoy es viernes 15 de mayo del 2020 y te encuentras con el corazón apachurrado. Justo en estos momentos en que estás totalmente encerrado, sin poder correr, volar, viajar.

Iván, tú lo dijiste hace unos momentos, mira todo lo que has hecho, lo que has logrado, lo que hoy eres. Afortunadamente tuviste una madre increíble que te dejó un buen legado, ya casi cumples 37 y vaya que eso si es un logro.

¿Recuerdas las vías del tren en ciudad Juárez aquella primavera del 98? Varias veces pasaste por ahí cuando te mandaban del hotel san antonio ubicado en la avenida Juárez, hacia el pequeño hotelito del que yo también olvidé su nombre; ¿recuerdas que te mandaban con el "chamuquito" para llevar las sábanas a la lavandería (allá les llamaban lavasolas)?. 

En aquél tiempo, estabas por cumplir tus quince años y te encontrabas bastante lejos de tu familia, de esos hombros para llorar. 

Ahí, en la frontera de México con el paso comenzaba tu vida, en este mundo que a veces se vuelve complicado pero otras veces has creado buenos momentos. Ahí también comenzaron varios de tus sueños que posteriormente hiciste realidad. 

También ¿recuerdas aquella primera exposición de mercadotecnia al lado de tus compañeras Laura y la "pecas" en donde te pusiste una camisa azul?; ese día te peinaste con mucho gel y te paraste frente al grupo con las manos sudorosas para presentar tu primer proyecto académico, enfrentando la adrenalida que esto te causaba a causa de tantas inseguridades. Quizá no recuerdas que dentro de tu exposición sonó la frase: "estoy estudiando mercadotecnia porque quiero ser empresario".

Ahora ¡mírate!, cierra los ojos, limpia esas lágrimas y recuerda que aún falta mucho camino por recorrer. Siempre hay un nuevo lugar por descubrir, una persona nueva a quien mostrarle todo lo que tú eres y la fuerza que tienes para querer.

El hecho de que una persona se haya ido porque simplemente no se dieron las circunstancias para que se quedara por más tiempo, no invalida lo que te ha forjado como persona, y por lo tanto, no te hace menos. Se fuerte, siempre lo has sido, hasta en lo malo, tu corazón es puro, es grande, aún puede más. 

Lucha por seguir en el paso y sobrevive, ¡tu mamá lo hizo!. O a caso, ¿ya no recuerdas que su vida fue muy dura y bastante complicada desde que ella era una pequeña niñita?, el que tú hayas tenido tan grandiosa mujer como mentora, debe de darte algo de fortaleza. 

Sacude el polvo que hoy cayó en ti, aunque te haga estornudar un poco, ¡eso es! ¡estornuda! y si es necesario ¡llora! eso te hará sacar ese pequeño golpe, en los días subsecuentes recordarás esto cada día con un suspiro quizá, pero ya no estará allí para atormentarte.

Sé que necesitabas esta carta para darte cuenta que me tienes a mi, pase lo que pase, como siempre me has tenido, aquí siempre he estado para ti, y siempre estaré hasta en tus diabluras que a veces te permites.

¿Ves? no es tan difícil sonreír aún llorando...

La vida es tan hermosa como quieras verla, el dolor también es parte de sentir y es lo que nos mantiene en pié aún en lo adverso, porque en cada bache que se encuentra en el camino, se debe buscar un aprendizaje y también eso es un recordatorio de que aún podemos enamorarnos como cuando teníamos 15.

0 comentarios: